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miércoles, 11 de agosto de 2010

TENDEMOS A LA INFIDELIDAD MÁS QUE A LA FIDELIDAD




Nuestro primer amor, tanto para hombres como para mujeres es nuestra madre. Para poder salir de esa relación única, que es la relación con la madre, al mundo, tenemos que ser infieles a ese primer amor, de ahí que constitutivamente, tengamos tendencia a la infidelidad, que es la que nos abre las puertas el mundo: Ya no deseo sólo a mi madre, sino que deseo otras cosas fuera de mi madre, y eso me salva. El hombre tiene que aprender a sustituir a su madre por otra mujer, y la mujer debe aprender primero a sustituir a la madre por el padre y luego al padre por otros hombres.

Como tuvimos que ser infieles desde el principio a nuestros primeros amores, ambos tenemos tendencia a la infidelidad, eso no quiere decir que debamos realizar estos deseos, cada uno verá cual es la opción que elige, pero muchos de los dramas del sujeto con respecto a su relación de pareja, son por no aceptar que tiene deseos por otras personas fuera de la pareja. Aceptarlo no quiere decir necesariamente realizarlo.

Cuando él o ella son monógamos (no en el sentido de tener una sola pareja, sino de amar una sola cosa o persona, de amores únicos) quiere decir que sólo aman a su madre, mientras que si ellos aman, por ejemplo, a una mujer y a su trabajo, o a algún amigo o amiga, quiere decir que su egoísmo ha encontrado un límite en el amor a los otros y a lo otro. Lo mismo para ellas.
Tener varios amores (trabajo, amigos, hobbies) enriquece la relación de pareja.

Cuadro: La huída. Remedios Varo

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