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martes, 30 de agosto de 2011

DIEZ CONSEJOS PARA UNA VIDA SEXUAL SANA.

DIEZ CONSEJOS PARA UNA VIDA SEXUAL SANA.

- 1. No hacer al otro lo que me gusta que me hagan. Este principio kantiano rige inconscientemente la vida, y ya no hablamos exclusivamente de la vida sexual, de muchos, que van por ahí haciendo a los demás lo que les gusta que les hagan a ellos, si esto no sirve mucho para la vida, para lo sexual el fracaso es aún más estrepitoso. Averigüemos lo que le gusta al otro y hagámosle saber lo que nos gusta.

- 2. Hablar de lo sexual está mucho más prohibido en las parejas que mantener relaciones sexuales. Pero follar follan también los animales, y sin embargo, hablar sólo el humano ¿porqué no querremos humanizar nuestra sexualidad? Hablar de lo sexual con la pareja puede transformar una sexualidad monótona en una sexualidad variada y divertida.

- 3. Una vez hablamos, allá hace diez años de nuestra vida sexual, y así quedó para siempre, ahora estamos aburridos ¿no habrá que resetear, que reinventar, que volver a conversar? Esas pautas que nos sirvieron en un principio pueden no servir ahora.

- 4. Una escena de celos de vez en cuando, regulada, controlada, casi a propósito, no está nunca de más, incluso puede contribuir a aumentar el deseo y propiciar un agradable encuentro sexual con el compañero o compañera, pero no nos pasemos de celosos, que eso ya es sentimiento de propiedad sobre el otro, y además corta el rollo más que excitar.

- 5. El Goce, ¡qué líos arma! Si no quisiéramos que hacer el amor sirviera para algo, quizás gozaríamos más, pero lo utilizamos para someter al otro, para chantajerlo, para convencerlo. Si amáramos por el simple hecho de gozar del amor, sin un objetivo, gozaríamos mucho más.

- 6. Cuando una pareja decide tener hijos, parece en ocasiones sacrificar su sexualidad a la paternidad. Programa encuentros, fecha los polvos, calcula las ovulaciones. El Goce programado, muere. Tener hijos es un beneficio extraordinario de hacer el amor. Si gozamos de los encuentros, vendrá el hijo.

- 7. Chicas: no hay hombre que tolere el goce femenino, o tiene que estar en análisis para tolerarlo, así que paciencia, lo que no es de recibo es que cercenemos nuestro goce frente a su intolerancia.

- 8. Chicos: Cuando ella goza mucho, a veces, se pone tremendamente hostil, no soporta que su Goce se lo deba en parte a otro, que se haya producido entre dos. Paciencia también. A veces basta con decírselo para que se ablande: hay que ver cómo te pones después de gozar…

- 9. No hay una sexualidad igual para todo el mundo, así que la sexualidad de esa pareja en concreto, hay que construirla, es única e irrepetible, por eso, sobre los actos sexuales concretos: tóquele el culo a su chica, o métale el dedo en la oreja a su chico, etc, etc, no se pueden dar consejos generales. Podemos decir que hay otra manera de pensar la sexualidad que la habitual, pero no podemos establecer una mecánica sexual universal. Lo que le hace al vecino su mujerarido, no tiene porqué gustarle a mi marido.

- 10. Por último: la impotencia del varón o su eyaculación precoz, la frigidez o vaginismo de la mujer, son síntomas terriblemente egoístas, no sólo los padece uno, sino que se los hace padecer al otro. Si no es por uno mismo, al menos por el otro, no estaría de más consultar a un psicoanalista.

Continuamos seguro con otros diez.

Os lo dejo en vídeo para el que prefiera escuchar a leer, además siempre se dice más:



martes, 23 de agosto de 2011

DIEZ CONSEJOS PARA LIGAR. SÓLO PARA MUJERES

jueves, 18 de agosto de 2011

¿ME ADIVINAS O ME ODIAS?



Me preguntaba esta mañana de donde procede ese afán de la mujer de querer ser adivinada en sus deseos, fantasías, anhelos y planes más íntimos. También les pasa a algunos hombres, no digo que no, pero en ese arte de pretensión de lectura del pensamiento, ella es la diosa indiscutible.

Si su partenaire no adivina que hoy ella necesitaba imperiosamente ser acariciada desde los hombros a la parte más declive de la espalda, o si se le ocurre no averiguar que hoy lo que desea es que la lleven a pasear su feminidad por los bares de la ciudad, pobre de él.

Ella piensa que él debe saberlo, que debe conocer sus pensamientos guardados más celosamente, que debe saber lo que su reina, diosa, ama, desea en cada momento del día, y todo esto sin mediar una sola palabra, porque ¿qué más da que el lenguaje sea nuestro fundamento y el motivo de nuestra existencia como humanos? Si yo inclino la cabeza delicadamente a la izquierda y sonrío vagamente, él tendría que saber que yo deseo hacer el amor ¿es que tengo que pedírselo? Si tengo que hablar, si he de generar con palabras mi deseo ¿de qué sirve? Ha de “salir de él” repite la diosa incesantemente.

¿O acaso mi madre no sabía con el inicio de mi inocente, infantil balbuceo que yo tenía hambre, o frío, o…? ¿Porqué si mamá podía, él no puede?

Drama femenino en el que ella queda muda a la espera silenciosa de que él la adivine, la averigüe, la escrute, la encuentre, y como eso no es posible si no hay palabras, y como él es un humano vulgar que necesita del lenguaje, como ya no es un Dios cuyo poder de desciframiento de los deseos de ella atraviesa toda barrera humana, el desamor va creciendo en su corazón inexorablemente: no me hace caso, nunca se hace lo que yo quiero, no me ama, me odia. Y así ella comienza a tratarlo como si esa fantasía fuera la única verdad: pues si él me odia, yo le odio también. Él, perplejo, asiste al espectáculo de su caída sin comprender. Mujeres ¡hablen! ¡digan! Somos deseantes por hablantes. Basta de mudez. Basta de estar con mamá cuando es un hombre el que está frente a mí.


Cuadro: Delvaux. Venus pompeyana

lunes, 8 de agosto de 2011

¿MUJERES QUE AMAN DEMASIADO?


No he leído el libro que ostenta, sin interrogaciones, este título, pero he oído múltiples comentarios sobre él. La feminista Betty Friedan decía que el amor era el opio de las mujeres, y es cierto, el amor es para la intelectualidad de la mujer, más dañino de lo que para la intelectualidad del humano lo ha sido la religión. Es promesa de felicidad, ilusión de Goce eterno, que no puede traer más que desilusión, puesto que toda ilusión aboca a ese fin.

Y esto es porque en ella el amor se juega más en la posición pasiva de ser amada y recibir el amor de los otros que en la posición activa de dar amor. Por eso no sé si deberíamos sustituir la primera frase por esta otra: mujeres que demandan demasiado. Ella demanda constantemente ser amada y hace cualquier cosa por obtener ese amor. Se ve impelida por esta necesidad amorosa a las renuncias más extremas, se dirá de ella que lo hace por amor al otro, pero en realidad lo hace por recibir un poco de amor ¿Es eso amar? De esta manera, esa demanda la termina esclavizando, lo da todo por esa limosna amorosa. Hemos de cuidarnos las mujeres de nuestra propia sed insaciable de amor. Cada gesto del otro que no tenga que ver con nosotras, nos hace sentirnos desamadas, vivimos en el mundo de la decepción permanente.

Aprender a amar no es una operación sencilla, creemos que nacemos sabiéndolo, y quizás es una de las cosas más complejas que hemos de aprender. Tomar una posición activa en el amor, ser amante en lugar de amada, nos hace ingresar en el mundo del deseo, y mientras el amor siempre es a uno mismo, narcisista, el deseo siempre incluye a un tercero, al mundo. Aprender a amar es aprender a desear. Trabajar, producir, crear, son todos actos de amor, donde se juega el deseo del sujeto.

Cuadro: Mujer defendiéndose del amor.William Bouguereau.

martes, 2 de agosto de 2011

TALLER DE POESÍA Y LITERATURA ERÓTICA

Coordina: Alejandra Menassa
Lugar: C. Duque de Osuna 4.locales. 28015. Madrid.
Fechas: miércoles 3, jueves 4, viernes 5 de Agosto. de 20 a 22.30
Precio: 70 euros