Es motivo frecuente de consulta que alguno de los dos miembros de la pareja sienta que ha dejado de amar al otro. O él o ella han pronunciado la “frase bomba”: “No te quiero”. Y ahí empieza la guerra, o se hace manifiesta una lucha antes soterrada. Y sin embargo, no se limitan a tomar sus maletas y marcharse. Vienen a la consulta para poder tomar una decisión. Eso ya llama la atención: debe ser otra cosa lo que pasa, si estuviera tan claro que “se acabo el amor” ¿Por qué consultar? Vamos a ver qué puede querer decir ese “Ya no te quiero”
Ese “Ya no te quiero” puede ser en realidad un: “No te deseo” Una de las causas más frecuentes de este aparente fin del deseo hacia un objeto es que el otro se haya convertido en un familiar para nosotros, y entonces, se ha perdido el deseo, es como vivir con un hijo o con la madre. Es normal que mi madre “no me ponga”. Si es un sujeto masculino en posición de hijo frente a su madre, se instala la impotencia, digamos que se castra para impedir la consumación del incesto, y surge también un miedo mal identificado, un miedo infantil ante la madre.
Otras veces, la pareja estaba unida por el síntoma, y cuando uno de los dos “se desprende del síntoma” la pareja se rompe.
Tres ejemplos clínicos:
1) Él una persona enferma, que la carga a ella con sus padecimientos, ella lo cuida, y ya se han convertido en enfermera y paciente. Un día, ella dice: “Ya no te quiero”, en realidad es: “Estoy harta de ser enfermera, yo quería ser tu esposa”. La pareja tiembla, porque en ella era un síntoma confundir el amor con la compasión y los cuidados maternales, igual que en él buscar y fomentar la compasión para obtener lo que él creía amor.
2) Ella una dama del amor cortés, él siempre se acercó a ella cuando él deseaba, ella no reconocía jamás su deseo, sólo le complacía a él, sin mucho entusiasmo, no fuera a ser que alguien se diera cuenta que deseaba. Llega un día en que él dice: “Ya no te quiero”, en realidad es: “Estoy harto de estar con una mujer que no me desea, ya no lo tolero más”. El síntoma de ella pasa por el no reconocimiento de su deseo, el síntoma de él, por estar con una mujer que hace todo el tiempo como si no lo deseara, como si bastara con el deseo de él.
3) Ella, una mujer dominante y enérgica, celosa y posesiva, él comienza a tomar precauciones para evitar sus celos. Ya la teme, se ha instalado el temor. Está actuando para evitar el enfado de ella. Eso ya es un niño asustado frente a su madre, teme que ella le retire su amor o quizás teme ser devorado por ella. Su potencia masculina cae dramáticamente, ya no es un hombre frente a una mujer, ni tiene su virilidad a su disposición. Es un niño atemorizado frente a una madre terrible. El síntoma de ella: los celos, un temor exagerado a perderlo, él no es él, es un pedazo del cuerpo de ella. Él síntoma de él, someterse a esa tiranía, ahora él es eso que ella quiere, un pedazo de su cuerpo, pero ya no tiene erección. El “ya no te quiero” es “ahora te temo”.