Hay mujeres con brillantes carreras Universitarias, excelentes profesionales en su trabajo, que pierden toda su inteligencia frente al hombre amado. Cuando están en pareja, embotan sus capacidades, disminuyen su productividad, se anulan.
Freud nos advierte que no son muchas las fuentes de autoestima, y una de ellas es el amor. Cuando amamos, nuestra autoestima aumenta. Pero esa no es la única fuente. Los logros sociales y laborales son otra fuente importantísima, quizás la más importante, de autoestimación. Nos recomienda no jugar toda nuestra felicidad a una sola carta, en este caso al amor de pareja.
Tenemos que saber que las mujeres padecemos inconscientemente de un afán de ser mantenidas por un hombre. Y estamos dispuestas a someternos a una persona por amor. Es verdad que la libertad absoluta no es posible, a algo hay que someterse. Podemos decir que la única libertad humana es elegir a qué me someto. Someterse a una idea, a la cultura, a la civilización, a un pensamiento, a una disciplina científica, da una libertad con límites, que es la libertad humana. Una libertad sin límites, enferma, es la locura. Hacer “lo que a uno le da la gana”, enferma. Pero someterse a una persona, también enferma.
Estas mujeres, que padecen inconscientemente de querer ser mantenidas, se sienten feas cuando no tienen pareja, aunque sean hermosísimas, no tiene que ver con la realidad material, es una fantasía inconsciente. Cuando tienen que trabajar para producir el dinero necesario para sostener su vida, de vez en cuando las asalta la idea ¿no seré lo suficientemente bella cómo para conseguir que un hombre me mantenga? Por eso, en cuanto tienen pareja, son atrapadas por esta “fantasía de mantenida” y disminuyen escandalosamente su productividad.
El problema de muchas parejas, es que ella renunció a su vida por amor, y luego se venga sin darse cuenta, que es la mayor venganza. Ella dejó su trabajo para casarse, perdió “por él” una de sus mayores fuentes de autoestima, pero luego le hace responsable a él de esa decisión, (cuando ningún otro es responsable de nuestras propias decisiones) y en la convivencia se torna hostil y resentida. Si uno ha decidido reproducirse, hay que aprender a sumar. La producción y la reproducción. No la producción o la reproducción. Y si hay un elemento que nos enseña a sumar, es el psicoanálisis, aunque sólo sea porque ahora, además de la relación con mi marido, tengo una nueva relación con el/la psicoanalista, que nada me pedirá, excepto un poco de dinero, que siempre es poco en comparación con las ventajas que obtengo, a cambio de esa relación.
Cuadro: Eros y psique.
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