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domingo, 25 de diciembre de 2011

SE ME ACABÓ EL AMOR DE TANTO USARLO...MAL


Es motivo frecuente de consulta que alguno de los dos miembros de la pareja sienta que ha dejado de amar al otro. O él o ella han pronunciado la “frase bomba”: “No te quiero”. Y ahí empieza la guerra, o se hace manifiesta una lucha antes soterrada. Y sin embargo, no se limitan a tomar sus maletas y marcharse. Vienen a la consulta para poder tomar una decisión. Eso ya llama la atención: debe ser otra cosa lo que pasa, si estuviera tan claro que “se acabo el amor” ¿Por qué consultar? Vamos a ver qué puede querer decir ese “Ya no te quiero”

Ese “Ya no te quiero” puede ser en realidad un: “No te deseo” Una de las causas más frecuentes de este aparente fin del deseo hacia un objeto es que el otro se haya convertido en un familiar para nosotros, y entonces, se ha perdido el deseo, es como vivir con un hijo o con la madre. Es normal que mi madre “no me ponga”. Si es un sujeto masculino en posición de hijo frente a su madre, se instala la impotencia, digamos que se castra para impedir la consumación del incesto, y surge también un miedo mal identificado, un miedo infantil ante la madre.

Otras veces, la pareja estaba unida por el síntoma, y cuando uno de los dos “se desprende del síntoma” la pareja se rompe.

Tres ejemplos clínicos:

1) Él una persona enferma, que la carga a ella con sus padecimientos, ella lo cuida, y ya se han convertido en enfermera y paciente. Un día, ella dice: “Ya no te quiero”, en realidad es: “Estoy harta de ser enfermera, yo quería ser tu esposa”. La pareja tiembla, porque en ella era un síntoma confundir el amor con la compasión y los cuidados maternales, igual que en él buscar y fomentar la compasión para obtener lo que él creía amor.

2) Ella una dama del amor cortés, él siempre se acercó a ella cuando él deseaba, ella no reconocía jamás su deseo, sólo le complacía a él, sin mucho entusiasmo, no fuera a ser que alguien se diera cuenta que deseaba. Llega un día en que él dice: “Ya no te quiero”, en realidad es: “Estoy harto de estar con una mujer que no me desea, ya no lo tolero más”. El síntoma de ella pasa por el no reconocimiento de su deseo, el síntoma de él, por estar con una mujer que hace todo el tiempo como si no lo deseara, como si bastara con el deseo de él.

3) Ella, una mujer dominante y enérgica, celosa y posesiva, él comienza a tomar precauciones para evitar sus celos. Ya la teme, se ha instalado el temor. Está actuando para evitar el enfado de ella. Eso ya es un niño asustado frente a su madre, teme que ella le retire su amor o quizás teme ser devorado por ella. Su potencia masculina cae dramáticamente, ya no es un hombre frente a una mujer, ni tiene su virilidad a su disposición. Es un niño atemorizado frente a una madre terrible. El síntoma de ella: los celos, un temor exagerado a perderlo, él no es él, es un pedazo del cuerpo de ella. Él síntoma de él, someterse a esa tiranía, ahora él es eso que ella quiere, un pedazo de su cuerpo, pero ya no tiene erección. El “ya no te quiero” es “ahora te temo”.

viernes, 23 de diciembre de 2011

TERAPIA DE PAREJA EN PAREJAS HOMOSEXUALES


Me preguntan muy a menudo como psicoanalista especializada en terapia de pareja ¿usted atiende parejas homosexuales?

Yo atiendo seres humanos, sujetos psíquicos, y amar, amamos siempre como está escrito en algún libro, es el acto de amar lo que está en juego y no el sexo de aquél a quien se ama. Incluso hay autores que piensan que la homosexualidad no existe realmente, en el sentido de que la organización de la pareja suele ser heterosexual, más allá del sexo anatómico que ostente cada miembro de la pareja, uno toma una posición masculina y otro una posición femenina. La homosexualidad masculina, en ocasiones es por temor o desprecio a la mujer, y la femenina, algunas veces, por desilusión del amor de un hombre. Hay que estudiar cada caso. La homosexualidad se produce, se hace, se construye, pero también la heterosexualidad. Uno no nace hombre o mujer, se hace hombre o mujer.

- ¿Pero atiende igual a parejas de hombres y a parejas de mujeres?

¿Igual? Los atiendo a todos con psicoanálisis, si, pero también, para cada uno es diferente, porque no hay un ser humano igual a otro. El amor heterosexual es también narcisista, se ama uno a sí mismo en el otro. En las parejas homosexuales, por ser el otro como una imagen corporal del mismo sexo, está algo exacerbado este componente narcisista, pero nada más. Amar, aman de la misma manera que las parejas heterosexuales, hoy en día, muchas veces de manera equivocada: celosa, posesiva, única, queriendo ser el otro, queriendo ganarle al otro, queriendo someterse al otro para someterlo... Es muy difícil amar más allá de la imagen. Un amor más allá del narcisismo imaginario.

- Mire, todo lo que usted me dice es muy interesante, pero es un poco esquiva: si yo soy una mujer y tengo una pareja mujer y surgen problemas en la convivencia ¿puedo ir a verla a usted para poder solucionar esos problemas? ¿Y si fuera un hombre con una pareja masculina?

Si usted puede tomar el teléfono y llamar, o escribir un mail y consultar para pedir una cita, entonces, puede venir a mi consulta, sea cual sea el sexo de su objeto amoroso y sea cual sea su problemática amorosa.


Cuadro: Francis Picabía

jueves, 22 de diciembre de 2011

INFIDELIDAD ¿POR QUÉ ROMPER LA PAREJA?

Todos hemos sido infieles como mínimo una vez, o al menos sería lo deseable. Ese primer gran amor que tuvimos que traicionar es el amor materno. Bien sabemos lo que les cuesta a algunas madres separarse de sus hijos, dejarles volar desde el nido hacia el mundo y cuántas dificultades en el crecimiento de un sujeto dependen de la persistencia de un amor exagerado a su madre.

Ahí, en esa primera infidelidad, tenemos la oportunidad de aprender que el otro semejante, ese objeto que hemos rodeado con nuestra libido, al que amamos, no es nuestro, no nos pertenece. Decide libremente compartir algún tiempo de su vida con nosotros y nosotros decidimos libremente compartir un tiempo de nuestra vida con él o ella, pero su tiempo sigue siendo suyo, no es nuestro. El propio concepto de infidelidad, incluye el de propiedad sobre el otro.

¿Qué es ser infiel?

Tener relaciones con un tercero fuera de la pareja puede no constituir una infidelidad, si con eso no molesto a mi partenaire. Y si lo molesto, si he puesto en peligro la relación, entonces es un síntoma, requiere ser interpretado por un psicoanalista.

¿Para qué se produjo? Y una vez producido el encuentro ¿Por qué se lo hice saber al otro? ¿Quería acaso romper la relación? ¿Existe alguna problemática sexual no resulta en la pareja que me lleva a buscar la satisfacción en otro lugar? o simplemente mi deseo, que nunca se colma en un sólo objeto, como todo deseo humano, me llevó a encontrarme con un tercero y después, en un ataque de moral y de culpa, se lo tuve que contar a mi pareja.

Frente a una situación donde un tercero se cruza, antes de romper, hay que consultar, no hay que darle un rápido sentido a eso, para cada pareja tiene un sentido diferente. Si se ha hecho un trabajo durante años para estar junto al otro, tirarlo todo por la borda sin hablar, no es lo recomendable, tampoco permanecer al lado del otro cuando la relación ya está muerta hace años, por temor a la soledad, por compasión, por piedad, por venganza. Mejor saber y decidir sin el sometimiento a viejas ideas, a la ideología familiar, a las convenciones sociales.

Cuadro: David y Bethsabé. Jan Massys